martes, febrero 14, 2006

Mi faro


Nada podía guiar mis sueños a través de los mares del último pecado. Una simple forma de agujero, un pasadizo mortal hasta el fondo de su cuerpo hizo placer de flor esperando el otoño.

Las hojas con el paso de los días se irán marchitando esperando la nueva estación, los recuerdos traerán fotografías de ensueño de situaciones y olores que activarán endorfinas que no alcanzaron la madures.

Una musa, un sueño, un recuerdo, un resfrío y la madrugada del viejo puerto con el antiguo faro ya sin luz. Con un muchas gracias, con un hasta siempre y con cariño hasta Colonia.

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