Los girasoles de Rusia

Una guerra puede cambiar a una persona, vi con horro como la guerra diaria de la vida desgarra a miles de personas con expectativas pequeñas que cumpliéndose pueden convertirse en catedrales, para ellos mismos y para la sociedad.

Malas personas en lugares estratégicos, un modelo económico asumido, aceptado e imperfecto, imperfecto para los que no tienen nada y ejemplarmente perfecto para los que son dueños del mismo.

Aparentemente nadie esta conforme con lo que tiene, podría ser todo un problema de ambición, pero el legitimó derecho a desarrollarse y a crecer de las personas nos hacen competir y querer mas y mejor y mas grande, y claro si competimos desde que somos espermios por triunfar y crecer y convertirnos en un ser humano.

Mejor volverse para adentro romper una tendencia de inercias y morir como libro usado en una galería vieja, tan vieja que ya nadie la visita y por ende nadie te lee.

Decisiones

Comenzaba a desesperarse, los caminos podían abrirse súbitamente y no dejar tiempo a reflexión, llovía como solo puede ocurrir en Santiago en primavera, estaba oscuro y el limpia parabrisa no contribuía mucho a despejar la visión.

Las cosas estaban revueltas, no sabía donde le llevaría el destino, España, Australia, Antofagasta o Chiloe, aunque creía que esta sería la última alternativa, todo seguía más confuso.

Los faros y el agua poco mostraron el letrero del camino, solo se vieron las flechas y no sabe donde le llevara el final de la ruta que tomo hace dos minutos, si es fuera, tendrá que comprar vino y pisco en la última frontera.