domingo, octubre 30, 2005

Halloween


Nos fuimos quedando en silencio, éramos ni buenos ni malos, tres vampiros cuatro brujas, un cura, una monja embarazada, un chef, un maestro tipo village people, etc. Todos en estados bastante alegres, bailando, comiendo, tomando y ocupando la excusa de halloween para carretear.

Cuando llegué al otro día a mi casa, antes de dormir revisé mis correos y una persona que no conocía me daba las gracias por lo que escribía, me pareció extraño, y me hizo analizar lo que hace rato no me planteaba, claro, finalmente yo siempre me las ingenio para vivir de manera no tan ruda mi soledad.

En ese instante tuve alucinaciones que de a poco se transformaron en sueños, se hicieron difusos y como la mayoría de las veces, no los puedo recordar. Anoche tuve un sueño, soñé con cuncunas verdes, con escarcha en los dedos y con dulce o travesuras.

miércoles, octubre 26, 2005

Chiloé


Una y otra casa humeaba entre la lluvia y entre esta primavera que en la isla Chiloé es como el invierno de Santiago. Cada una humeaba como está humeando mi vida. Esta se consume día a día, hasta el día de mi muerte, como la de todos los seres vivos, claro que algunos vivos viven más que otros, y otros vivimos y todavía no sabemos para que.

La hora ya se ha pasado y el bus con el destino de mi vida se fue con ella, con el minuto exacto donde cae el crepúsculo sobre la lancha que lleva a la Pincoya a navegar a lejanos mares, dejándonos de dar abundancia en la pesca y abandonando mi propia playa.

Vidas más sencillas viviendo de trescientas variedades de tubérculos, ajos gigantes que le ponen sabor y nuevos rumbos a los paladares que ya no tenemos.

Sencillamente hoy quisiera vivir entre esa gente hermosa, que sabe como hacer que todo parezca la aurora, con el sol saliendo entre esas nubes, entre las casas que humeaban

jueves, octubre 13, 2005

Dos gardenias para ti


Cuando apareció la Pao en el loft del Pepe, la verdad es que entre el nerviosismo del penúltimo partido de la selección para el mundial y la mente en el fin de semana largo en Las Cruces, casi paso inadvertida por mis ojos.

Al cabo de unos días en la playa y de miradas cruzadas, me provocó algunas sensaciones ya olvidadas y entre un suspiro marino de garúa y un par de asados me prendó.

Después del análisis respectivo y de algunas agresiones externas sin sentido, me pongo a pensar en ella y descubro varias cosas que me agradan, no las voy a detallar, pero espero que salga todo bien.

Las últimas estrellas que pudieron verse, fueron los destellos más próximos a reinventar el resto de la noche. Se dejaron ver sin miramiento, el tacto sutil de de sus luces y sus delicados cariños de amanecer, la verguenza debemos hacerla desaparecer.

sábado, octubre 08, 2005

Tu fantasma


Hoy me sorprendí soñando contigo, con tu tersura acostumbrada, con tus mejores virtudes, esas que casi nunca mostraste. Tu cabellera al viento corría sin censura, y los destellos de tus pupilas actuaban de faros guías a mi corazón.

La última mirada, el fin del camino y tu nariz afilada. Las dos sonrisas que tienes, las cinco caras que amo, y tus seis cabellos. Hendrix haciéndote honor en el recital que lleva tu nombre, los días en que no estás y las noches en que te me apareces, todo se confabuló en mi contra para no olvidar los sentidos que me hicieron vibrar.

Tu fantasma se me apareció anoche, y estabas más bella que nunca, hacía ya mucho tiempo que no venía, pero con el fin de la noche y las primeras luces del día desapareciste como siempre, será tal vez mi último sueño, ese que no quiero que se termine.

martes, octubre 04, 2005

A Carolina


La sobredosis de sexo de la noche anterior, el dolor de cabeza del ron y los cigarrillos, hacían que Vicente ese día casi se sintiera morir. Lo de Pancho había sido el punto de partida de esa larga noche, noche en la que decidió brindar porque dejaba el puerto para trasladarse a probar suerte a la capital.

Cuando llegó, Santiago estaba extraño, hubo sol, granizos, lluvia y nubes con una multiplicidad de tonos de gris. La puesta de sol marcó los colores del cerro San Cristóbal y las chacras de providencia.

Después, se fue a instalar en una pensión al barrio Yungay, que estaba en Maturana esquina Compañía. Una vez recostado en la cama mirando el techo, no pudo más que recordar algunos viajes a oriente y a los ojos de color miel junto a su dueña.

Solo pensaba, "donde termina tu cuerpo y comienza el mío, se pueden tal vez separar, siento tu calor, siento tu frío, me siento vacío los días en que no estoy amandote".