viernes, diciembre 23, 2005

Smile me


En el pabellón numero cuatro la sonrisa prisionera no podía expresar la simple misión de coquetear y hacernos daño, la faceta lúdica de reunir un par de soledades.

En la celda que está contigua al jardín de los milagros, la sonrisa pasajera también prisionera está. La dulce que nos hace espontáneos, raya el piso con desenfado y solo piensa en el delirio.

Tres pisos debajo del casino una hormiga queda sin aliento, ha muerto por el bien de su sociedad, sin haber sabido igual que las anteriores lo que es ser libres.

La escarcha, la aurora, el río y todo lo demás, realizan sus rutinas y no pueden detenerse. Dicen que hoy hubo una fuga en el penal, que fue posible gracias a un e-mail, que hasta los gendarmes están felices, en ocasiones ni los barrotes pueden detenernos.

viernes, diciembre 09, 2005

Cuento de Hadas


La conocí cuando era pequeño, pertenecía a mi grupo de amigos del barrio. Desperté a la vida con ella, mi primer amor, por cierto que era utópico, pero por eso, no dejaba de ser algo puro, sincero y hermoso.

Nuestros caminos nos llevaron después a estudiar en ciudades distintas, hasta hacernos amigos. La última vez que la vi, fue el día de su matrimonio, día que además fui su testigo. Algún tiempo después, la invité al mio, pero no asistió.

Ocho años avanzados en el tiempo no se que la motivó a buscarme, hasta que me encontró y como un par de adolescentes nos abalanzamos el uno sobre el otro sin medir consecuencias, como si lo que había quedado pendiente inevitablemente tuviera que remendarse para continuar con nuestras vidas.

Hoy con el cariño de siempre brindo por los dos, o como diría Calamaro brindo hasta la cirrosis por la vacuna del sida.

domingo, diciembre 04, 2005

En el cine


Todo comenzó en una fiesta un día viernes cualquiera, en un hotel cualquiera, con algunas personas agradables y otras no tanto. Desde el otro lado de la pista de baile comenzó a coquetearme descaradamente una mujer bastante guapa.

Bailamos un poco, bebimos un par de copas e intentó seducirme, ante lo cual no pude resistirme. Me llevó a mi casa y estuvimos hasta que salió el sol en el futón del living, hicimos algunas cosas dignas de recordar y se marchó.

Hoy fuimos al cine a ver una mala película, lo combinamos con malas excusas, una dosis de sustos en auto y un beso unilateral que quedó estampado en el comienzo del olvido que impuso la implacable rigidez del fundamentalismo islámico.

Al pensar en su sonrisa, veo mis ojos mirando hacia el mar.