martes, diciembre 26, 2006

María Rita


Voy pasando por el mismo punto una y otra vez, todo es lo mismo, solo desierto. Las sombras de la noche dejan ver el cielo lleno de estrellas, también las fugaces, esas que nunca te dan lo que les pides.

Sus ronquidos de todo el camino se van convirtiendo en la voz que endulza el camino, en el oasis que calma toda mi sed, su nombre es el de todas las sirenas y es el faro de todos estos marineros de arena.

Yo hable tantas veces, y las palabras comenzaban a discernir entre las formas de la noche, se transformaban en cantos que le daban forma, vi mi destino muchas veces y en todas apareció su rostro, angelical, menguante y con la sensación de haberla visto muchas veces, lastima que este sea el desierto y que ella un espejismo.

sábado, diciembre 02, 2006

Viernes 3:30 am


Subiste por la escalera como en una canción de Seru Giran, "anteojos negros de carey, auriculares en la cien, no me escucha no me ve, y yo puedo observar tranquilo".

Los rizos de la clave de fa explotan desde adentro de la piel, hablas con desconocidos de lo que quisiste ser y de como nos llevó la vida, comienzas a aceptar que cambiaste de rumbo sin saber lo que viene.

Un nuevo lugar, un viejo puerto con un barco carguero desde mi ventana y tus ojos, los que no están y tu boca la ausente, la que no paró de hablar sin saber porque, tu pelo radiante en la noche que despertó la luna con su puesta sobre el mar sobre mi ventana, tal vez pensaste en mi hoy.