viernes, agosto 18, 2006

La Cantina


El humo nubla toda la schopería de la Constanza, una vieja prostituta independiente que después de mucho esfuerzo pudo instalar un bulín en los años 60 y que hoy es la regenta principal de la Ciudad de Calama.

La Carolina venía llegando tarde al turno de noche porque se había quedado con un minero de chuquicamata del que estaba profundamente enamorada y eso era algo que estaba prohibido para esta profesión o al menos para las reglas de la Constanza.

Cuando estaba a punto de regañarla, se armó una riña entre dos hombres por Cecilia, la puta más malévola, fría, sensual y hermosa que nadie haya visto. Tratando de obtener un trago adicional de un cliente le sacó celos con otro y producto del alcohol en las venas, la discusión se fue acalorando. La Constanza pegó un puro grito –se calman o llamo a los pacos- e inmediatamente todo quedo en silencio, que después pasó a un murmullo.

Todos miraban el relucir de la pistola brillante que asomaba de la mano de la regenta, los tipos se soltaron y ella puso el seguro y se la guardo bajo el vestido, dio una sola mirada y Cecilia a regañadientes se dirigió hacia ella a pedirle disculpas para evitar el castigo.

Te vas a quedar tres días sin atender a nadie encerrada en la pieza y solo vas a salir para hacer el aseo de los baños –le dijo la Constanza- quien también sabía que ella era la puta que mas dinero le producía, pero estaba cansada porque no podía controlarla y cualquier día tendría un problema con la policía.

Volvió a sacar su pistola, le quitó el seguro, apuntó a Carolina y le dio dos tiros. –ahora sáquenla de aquí y limpien antes de que alguien venga dijo la regenta- y nadie atinó a hacerlo hasta unos segundos después, rápidamente todo el mundo ayudo a poner las cosas en su lugar, escondieron el cuerpo y limpiaron la escena del crimen.

Alguien murió para darle una lección a otro y el agua sigue su curso. Pepe el novio de Carolina, anda rondando.

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