Vengo atravesando la tinta roja que provoca el sol cuando se desaparece, una mezcla de no ver lo que viene y lo que va pasando, la ventana olvida paisajes y todo pasa.
De su boca solo queda un leve sabor a café amargo que se desvanece al mascar la barra de chocolate amargo con menta, una extraña fusión que me hace poner la mente en blanco y no pensar más que en mis papilas gustativas.
Cualquiera puede dimitir y tener otras preferencias, pero el cacao puede transformar todo lo malo en terciopelo, como el suyo, un suave perfume a selva, y aunque es difícil compartirlo a veces se puede perder “por una cabeza”
4 comentarios:
Me agrada pensar en tu último párrafo, ese del cacao que torna todo en terciopelo.
Rico leerte, cada post con sabor diferente, pero en el fondo el mismo.
Saludos /L.M
estaba visitando blog... me encantaron tus palabras
leer del atardecer me recordo' a mi hija, alguna vez que ibamos a viña hablabamos como siempre de cualquier cosa y de repente me decia que ibamos a llegar al otro lado de la montaña, y ver donde se esconden la luna y el sol... uuuuhhh poesia pura de una princesita de 4 años.
muy buen post... cacao la lleva, café no tanto, por una cabeza... buen tango!
I was here and want to leave kind regards from The Netherlands !
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