En Santiago su boca ausente y su sonrisa complice encima de la mesa, por debajo lo prohibido y el nectar del pecado me muele la cabeza con el recuerdo.
La niña de mis ojos se transforma en en otra, de otro, con otros y sin mi, sobrevuelo el horizonte de sus senos y me despierto de un sueño macabro que no la contepla si no cambia su propio destino.
El día sin su aire no respiro, el día sin su vida me muero y la lejanía me absorve haciendo que su rostro se disperce en mi mente, y en Santiago su boca ausente ya no besa más por mi.
1 comentario:
Mi boca es tu boca, mis labios esperan con ansias sentir la humedad de los tuyos,mis besos son sólo para ti.
En Santiago o donde este, siempre estaré por ti esperando.
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