lunes, septiembre 12, 2005

El mundo


El mundo tan frió y tan viejo, el mundo y su evolución a las tecnologías de información, no nos vemos las caras, no se miden intensidades y las cosas lúdicas quedan relegadas a las historias de cuando éramos niños.

Jugar a comunicarse ha resultado muy expedito, cada vez más accesible y cómodo, pero no es más hermoso que cuando hablabas con tus amigos con dos tarros unidos por un cordel.

La ingenuidad era parte importante de todo lo que se hacía, bastaba que te dieran las indicaciones necesarias, para que con más o menos dificultad fueras entendiendo este planeta donde te había tocado llegar.

Finalmente, uno termina siendo la persona correcta en el contexto social correcto, con los protocolos TCP/IP incrustados en cada neurotransmisor. Si actúas como te está permitido, no tendras mayores inconvenientes, si eres errático para lograr despercudirte de alguien, estás considerado simplemente fuera de lugar e intentan apretarte el "reset"´para anularte.

Estos días prefiero los tarros y el cordel, pero me he dado cuenta que quedan pocos con quien jugar.

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