Los piaratas

Fui invitado a una extraña ceremonia de un grupo de gente llamada “La Hermandad de la Costa”. Y digo extraña, porque no es ni más ni menos, que una gran comilona de un grupo tipo club de Tobi, pero al estilo pirata.

Fue una noche cargada de excentricidades, hasta que entré a tono con el nivel etílico requerido para tan magno evento. Al puro estilo marinero estaban, el capitán, el contramaestre, el hermano mayor, los hermanos, los muchachos, los vichicumas y uno que otro invitado, entre los cuales me encontraba.

Cuando comenzó la comida se levantaron las anclas y durante esta, el barco (la mesa) se hizo al mar. Los brindis se llamaban orzas y existían distintos tipos, como el orza ruso, el francés, etc.

A medida que pasó la tarde, los piratas comenzaron a marearse un poco, por lo que la navegación no estuvo exenta de dificultades, afortunadamente todos eran peritos lobos de mar y a las diez de la noche llegamos a fondearnos al puerto sanos y salvos.

Atrás quedaron las historias narradas, los amaneceres sin sol, la noche sin lunas ni estrellas, las lluvias sin arco iris, las noches sin sueño y por sobre todo, la tristeza. Todo sabe mejor al entonar “Con una botella de ron”.

Gracias al hermano Rubio