sábado, septiembre 24, 2005

La próxima estación


Blancas, verdes, azules, violetas, rojas, amarillas, todas reunidas, agrupadas por razas, tamaños y colores. Adornarán, ornamentarán, harán que alguien se enamore y despedirán a más de alguno que se marcha de este lugar.

Las flores y la primavera comienzan a teñir de colores los hermosos días de invierno, cuando la lluvia mojaba las caras y me acostaba temprano con la excusa del frío y su vientre. Toda estación tiene su encanto y nosotros pasamos sobre la línea férrea, temporada tras otra, ellas siempre estarán ahí.

Las flores y yo no somos muy amigos, a pesar de que me gustan, siempre e inequívocamente cada vez que las regalo, los resultados no son los óptimos, pero insisto en hacerlo porque en algún momento la historia y las costumbres siempre cambian.

Las flores nocturnas, las mariposas nocturnas, mi vida nocturna, su esquizofrenia nocturna y su obsesión nocturna, se bajaron del tren en la estación anterior. Hoy estoy llegando a una nueva, la primavera, “Donde las calles no tienen nombre”.

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